miércoles, 4 de julio de 2012

A propósito de mi primera vez...


La primera vez que…


Hasta pena da decirlo, en realidad no sabía que hacer, mis manos sudaban por los nervios nunca me había visto en la necesidad de acudir a eso, pero con el paso del tiempo hay cosas que se vuelven indispensables.

El día tenía que llegar tarde o temprano y aunque no tenia ni la menor idea de cómo debía comportarme, dentro de mi cabeza había algo que me decía que iba a salir todo de manera natural, que nadie notaría que era mi primera vez.

Y ahí estaba yo; parado frente a frente con el corazón palpitando fuertemente; solos, sin nadie que nos mire; solos, nada saldría mal.

Comencé por examinarla con la mirada, poco a poco pasaba mis manos temblorosas sobre ella, sin saber cómo tocarla, dónde tocarla, el único pensamiento que se venía a mi mente era el saber como iba a meterla y como conseguir lo que tanto necesitaba.

En estas situaciones hay que mantener la cabeza fría, hay que pensar y estar tranquilo. No hay nada más que seguir las instrucciones (si las hubiera) pero todo tiene un camino solo hay que buscarlo y listo… así pasó.

Después de un rato de toqueteo y de miradas intensas, la saqué y examiné, buscaba intensamente por dónde meterla, hasta que por fin lo logré, entró con tanta naturalidad que me sorprendí, obviamente de ella no era la primera vez, pero no importaba, yo me sentí totalmente liberado y desde ese momento todo lo demás fluyo como lo había pensado, las manos seguían un rumbo casi establecido y mi mente estaba concentrada en lo que hacía.

Desde entonces, lo hago con tanta naturalidad que me he vuelto un experto en eso, estos cajeros automáticos ya no son un problema para mí y ya por fin puedo cobrar mi quincena sin inconveniente. 

Pinche mal pensado!!!!

Aloha!


A.T.T.A



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